El caso de Chris Birch es digno de una novela de ciencia ficción. Este joven era hasta la fecha un heterosexual más que se divertía con las aficiones típicas de la gente de su edad. Era jugador de rugby, trabajaba en un banco y pasaba las horas viendo deportes y bebiendo con sus compañeros de equipo. Incluso se había comprometido con su novia y estaban pensando en irse a vivir juntos.
Sin embargo, durante un entrenamiento de su equipo el joven sufrió un accidente cerebrovascular y cuando despertó del coma aseguró que “era gay”, explica al diario inglés Mirror.
Ahora, el joven afirma que “odia todo lo referente a su vida anterior”. Ya no queda con sus antiguos amigos, no le gusta el deporte y encuentra su anterior trabajo “aburrido”. Chris ha sufrido un cambio radical y ahora se dedica a
la peluquería, tiene un novio de 19 años y ha cambiado su look de forma espectacular. Pero, ¿es posible que alguien pueda cambiar de la noche a la mañana de orientación sexual? ¿Puede un golpe o una experiencia traumática cambiar nuestra personalidad, gustos o habilidades? Si se lo preguntamos a Birch, la respuesta es que sí. Sin embargo, ¿qué opinan los profesionales?
José Antonio Portellano Pérez, neuropsicólogo y profesor titular de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), asegura a El Confidencial que “no se cree esta historia” porque la orientación sexual no cambia de la noche a la mañana, pero da una serie de explicaciones que podrían responder de forma lógica a este caso.
Cuando alguien sufre un accidente cerebrovascular se produce un daño. En algunos casos puede desembocar en un coma, que es una respuesta automática de nuestro cuerpo para evitar que el cerebro sufra, reduciendo el consumo de energía. En el momento en que la persona sale del coma y “resucita” siempre se va a producir una laguna amnésica y el individuo puede llegar a recuperar la memoria parcialmente. Esto desemboca en posibles cambios emocionales que pueden producirse en nuestro carácter.
Al verse afectada la zona prefrontal, que es la más importante de nuestro cerebro, la persona puede volverse más sensible, más agresiva, más irascible, puede perder el control, perder facultades comunicativas, etc. Por lo que estos cambios pueden llegar a decantar su orientación sexual, que ya estaría prefijada.
Sin embargo, Portellano afirma que no se puede responsabilizar al golpe de la orientación sexual de Birch. “Cuando se lesiona el cerebro, se dañan los sistemas internos que regulan las emociones. Si se perjudica al lóbulo frontal, responsable de la toma de decisiones, éste le impedirá que pueda ser como antes”. Por ello, el neuropsicólogo está convencido de que este caso podría responder a “una salida del armario desde el propio cerebro”.
¿Y ustedes que opinan?
Sin embargo, durante un entrenamiento de su equipo el joven sufrió un accidente cerebrovascular y cuando despertó del coma aseguró que “era gay”, explica al diario inglés Mirror.
Ahora, el joven afirma que “odia todo lo referente a su vida anterior”. Ya no queda con sus antiguos amigos, no le gusta el deporte y encuentra su anterior trabajo “aburrido”. Chris ha sufrido un cambio radical y ahora se dedica a
la peluquería, tiene un novio de 19 años y ha cambiado su look de forma espectacular. Pero, ¿es posible que alguien pueda cambiar de la noche a la mañana de orientación sexual? ¿Puede un golpe o una experiencia traumática cambiar nuestra personalidad, gustos o habilidades? Si se lo preguntamos a Birch, la respuesta es que sí. Sin embargo, ¿qué opinan los profesionales?
José Antonio Portellano Pérez, neuropsicólogo y profesor titular de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), asegura a El Confidencial que “no se cree esta historia” porque la orientación sexual no cambia de la noche a la mañana, pero da una serie de explicaciones que podrían responder de forma lógica a este caso.
Cuando alguien sufre un accidente cerebrovascular se produce un daño. En algunos casos puede desembocar en un coma, que es una respuesta automática de nuestro cuerpo para evitar que el cerebro sufra, reduciendo el consumo de energía. En el momento en que la persona sale del coma y “resucita” siempre se va a producir una laguna amnésica y el individuo puede llegar a recuperar la memoria parcialmente. Esto desemboca en posibles cambios emocionales que pueden producirse en nuestro carácter.
Al verse afectada la zona prefrontal, que es la más importante de nuestro cerebro, la persona puede volverse más sensible, más agresiva, más irascible, puede perder el control, perder facultades comunicativas, etc. Por lo que estos cambios pueden llegar a decantar su orientación sexual, que ya estaría prefijada.
Sin embargo, Portellano afirma que no se puede responsabilizar al golpe de la orientación sexual de Birch. “Cuando se lesiona el cerebro, se dañan los sistemas internos que regulan las emociones. Si se perjudica al lóbulo frontal, responsable de la toma de decisiones, éste le impedirá que pueda ser como antes”. Por ello, el neuropsicólogo está convencido de que este caso podría responder a “una salida del armario desde el propio cerebro”.
¿Y ustedes que opinan?
*Fuente y nota completa en: http:// www.elconfidencial.com/ alma-corazon-vida/2011/11/ 15/ me-di-un-golpe-y-cuando-des perte-era-gay-87742/
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