9 de mayo de 2012

¿Cómo afrontar los chascos sexuales?


Nadie se libra: tarde o temprano, todos pasamos por una trance carnal de lo mas embarazoso, tipo “tierra trágame“. Ejemplos hay muchos: llamarle por otro nombre, ruidos vaginales, llegan los papás, el tamaño del caballero quita las ganas por exceso o por defecto (lo siento), ídem porque ella no tiene ese pecho que prometía su sujetador con relleno (lo vuelvo a sentir), eres/es virgen, el/ella entra en la categoría de muñeca hinchable, la regla deja huella, el orgasmo no llega ni crees que vaya a llegar, no sabe besar, huele que da dis-gusto, un striptease accidentado.

¿Y cómo se sale de una de esas situaciones?
- Si la cosa no es grave –léase, un ruido vaginal o estomacal, por ejemplo- y uno es adulto, lo lógico sería
ignorarlo (¿sonreír?) y no darle mayor importancia de la que tiene. Son cosas propias del cuerpo humano. En esta categoría también entrarían los desastres menstruales cuando estamos de ligue. Si eres la dama y estás en su casa, le ayudas a cambiar las sabanas y santas pascuas. Si eres el caballero, por favor compórtate como tal y pon cara de aquí no ha pasado nada.


- Si la cosa parece grave, pero tiene remedio… ¡remediarlo! Vamos a por el ejemplo típico (lo siento, pero es de lo más común): él es rápido como el rayo = un desastre para ella, ¡salvo que esté deseando sacárselo de encima! ¿Te has visto reflejado? Te toca ser consciente: le preguntas qué necesita para no quedarse con las ganas. Recomendación: esmérate con las manos y el sexo oral. Te querrán igual o casi, mejor dicho, algunas mucho más. Extra: si es el primer encuentro, incluso los primeros, no te disculpes. Puedes decirle que te gusta demasiado y no has podido resistirte, es decir, lo conviertes en un piropo, tal vez pegue. Pero eso solo vale las primeras veces (pocas), luego… ¡mejor te callas y buscas remedio! En esta categoría entran: no sabe besar, es virgen (si lo eres tú, no pienses mucho, sexo seguro y punto, lo demás se aprende rápido), es atarantado/a, pasivo/a… Si tú sí sabes, sé su ejemplo. Muéstrale lo que buscas o quieres, guíale (con tacto), háblale… Si quiere, aprende. Si no quiere, te remito a lo que sigue.


- Si la cuestión es importante, algo que realmente no te convence, te quita las ganas, nada te obliga a seguir manteniendo una relación sexual si no te está convenciendo. No porque ya estemos metidos en la acción existe obligación de seguir. Tenemos derecho a decir “no” en cualquier momento y el otro/la otra tiene el deber de aceptar ese “no” por mucho que le fastidie. Y esto va para ambos sexos, porque si hasta ahora era común escuchar a mujeres decir que se sentían obligadas a acabar lo empezado (de hecho, ni siquiera habiendo empezado, hay chicas que creen que ser invitada a cenar/copas/lo que sea implica pagar carnalmente), también se oyen voces masculinas decir lo propio: se sienten obligados a tener sexo solo porque se les avientan cuando igual no les apetece. O sea que insisto: aunque ya estés en cueros y la partida haya comenzado, nada te impide decir “¡cómo que no!” y dar por finalizado el encuentro. Eso sí, con modales.


Quedan bastantes “tierra trágame” en el tintero… ¿Te has confundido de nombre? ¿Cómo saliste de esa? ;)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

También te puede interesar...