22 de mayo de 2012

Disney contribuye a perpetuar las diferencias de género


El estudio Desmontando a Disney: hacia el cuento coeducativode Ismael Ramos Jiménez (tercer premio en el certamen de materiales curriculares coeducativos Rosa Regás) afirma que la factoría Disney contribuye a perpetuar las desigualdades de género porque incita a las niñas a adoptar roles y "cualidades" tradicionalmente adjudicados a las mujeres como ser sumisas, obedientes, dulces, conformistas, débiles y dependientes de los hombres.

Presuntamente, las historias de Disney son
políticamente correctas, justas y enseñan valores e ideales humanos y humanitarios.
O al menos así lo creen la mayoría de los padres que dejan a sus hijos que se eduquen con la televisión o con las películas o videos Disney. No son pocos, unos 200 millones de personas ven cada año un video Disney y unos 395 millones ven sus programas de televisión.

Es una realidad muy gringa que bebemos con fruición, parece cómo si el objetivo de toda mujer debe ser casarse y que a partir de ese día –el más feliz de su vida (y el más estresante, pero esto no se cuenta...-, la vida será un sueño.
Y no; una relación hay que trabajarla entre dos y la convivencia no es precisamente fácil.

Los niños forman su personalidad y aprenden sus roles de género por imitación de la familia, los amigos y los personajes televisivos, como las princesas Disney o los personajes de dibujos animados con los que se sienten identificados.

El otro modelo más o menos protagonista que ofrece Disney es la bruja, una mujer poderosa pero mezquina, amargada, envidiosa y malvada que, en muchos casos, además es fea.

Un tercer modelo de fémina, siempre secundaria y tratada a vuelo de pájaro, es la benefactora de la protagonista, sea hada madrina o ama de llaves bienintencionada. Más o menos inteligente, tampoco se corresponde con los ideales de belleza que Disney propone con mujeres-niñas etéreas y cada vez más delgadas.
La realidad de las chicas Disney es que su atractivo se suele basar en la belleza, que no tienen ningún trabajo ni ocupación ni inquietud (sólo unas poquitas leen, como Bella, pero no falta quien la acuse de rara) y que su máxima aspiración en la vida es encontrar el amor y casarse.

Disney suele adulterar y edulcorar los cuentos clásicos para conseguir un final feliz de se casaron "y comieron perdices".
Aunque también hay que tener en cuenta que las historias etiquetadas como cuentos para niños, en su origen eran relatos con moraleja para mayores y que están plagados de castigos y hechos crueles que, en muchos casos se han mutilado para "adaptarlos al mundo infantil" sin tener en cuenta que si queremos preparar a los niñospara el mundo también deben conocer algunas de sus miserias, dolores y crueldades. De lo contrario, ocultamos la realidad a los niños y los sobreprotegemos para luego lanzarlos indefensos al mundo.

Al parecer, según estas producciones, servir a los hombres y vivir para su amor son las dos condiciones básicas para que los hombres nos salven de todos los peligros, incluidos nosotras mismas, y consigamos ser felices, dado que no podemos defendernos ni valernos por nosotras mismas. El destino de las antiheroínas que se atreven a luchar o a tener ambiciones o iniciativa es el dolor, la soledad, el ostracismo o la muerte.

Aunque también deberíamos tener en cuenta que quizá los cuentos, las películas y la ficción no dictan totalmente nuestra forma de ver el mundo ni nuestra forma de actuar. Vamos, que igual ver violencia no nos impulsa necesariamente a tomar una metralleta y a disparar a nuestros conciudadanos ;)

*Fuente: La Maleta Roja

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