7 de noviembre de 2012

¿Qué hay detrás del poco sexo?

Hay épocas en las que, lógicamente, uno de los dos miembros de la pareja tiene un apetito sexual menor (desempleo, pérdidas familiares, embarazo y nacimiento de un hijo, etc.). Entender estos momentos especiales y saber que son pasajeros demuestra inteligencia y comprensión.

Si el desgano se produce permanentemente, hay otros puntos a tener en cuenta. Es bastante común que en los primeros tiempos de una relación, ambos tengan deseos sexuales asiduamente. Con el correr del tiempo, las chispas suelen apagarse. ¿Por qué sucede esto? En primer lugar, por
 la novedad. Nos llama la atención la otra persona, es todo nuevo y eso logra despertar nuestro deseo de inmediato. Es importante tener en cuenta este punto, ya que una pareja de años puede mantener viva la chispa si intenta sorprenderse periódicamente.

Otra razón es el cansancio real: la rutina de buscar el encuentro por la noche, después de haber trabajado todo el día, lidiado con problemas cotidianos, haber puesto a dormir a los niños, suele enfriar hasta a los seres más pasionales. Si te acostumbras a que cualquier horario sea bueno, podrás tener felices despertares o tentadoras siestas.

Cambiar el lugar de encuentro también suele producir excelentes resultados: irse afuera un fin de semana solos, por ejemplo. En caso de no poder hacerlo, por temas económicos o por tener hijos pequeños, intentar estar totalmente solos por un rato (dejando a los niños a cuidado de algún familiar durante una tarde, tal vez), también es una buena opción. Un hotel por horas puede resultar muy divertido – deshazte de la idea de “por quién me tomaría si se lo propongo” o “eso es cosa de novios” – cuanto más te abras a distintas posibilidades, más atracción y posibilidades de gozar habrá con tu pareja.

El sexo (y el dinero) son dos elementos de gran poder en un vínculo amoroso, ya que mediante ellos se puede manipular al otro y también obtener pequeñas “venganzas”.
Cavila unos minutos sobre qué sucede entre ustedes dos fuera de la cama y si la negativa habitual de quien comparte tus días puede deberse a una “revancha” por algún comportamiento que vos tengas en la vida diaria. Algunos ejemplos: eres demasiado controladora o celosa, le gritas o le contestas mal, no lo apoyas lo suficiente, te abandonaste como mujer, etc.

Si alguien se siente maltratado o percibe que no le dan su lugar, es lógico que por la noche no tenga ganas de tener intimidad, o más aún, quizá tenga deseos pero usará ese “arma” para poner un límite donde puede –no suele ser el terreno en el que debería hacerlo, pero no encuentra otro modo. De tí depende escarbar, ver qué hay debajo de ese “no” que tanto te molesta y cambiar juntos algunas conductas y formas de comunicación para, desde una actitud general más relajada, recrear la pasión.

*Fuente: Entre Mujeres

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