16 de abril de 2013

Objetivo: reconquistar el amor ;)


La relación de pareja se comporta como un ser vivo que cambia con el tiempo, envejece y puede morir prematuramente si no la cuidamos lo suficiente. Mantenerla en buen estado lleva tiempo y trabajo. Pasada la primera etapa de la convivencia, se puede pensar que nuestra pareja ha cambiado, que no es como antes. Quizá sea cierto, pero quizá lo que ha cambiado es nuestra manera de mirarla. No estaría mal reconquistar la intensidad y el bienestar que sentíamos al principio. Las razones por las que amamos, en gran medida inexplicables, se deben a los movimientos inconscientes de nuestros deseos. Ellos nos conducen hacia una u otra persona. Al comienzo de una relación somos conquistados por una avalancha de afectos que nos hace sentir felices. Después surgen los conflictos que hay que superar para reconquistar el lugar que deseamos tener junto a la pareja.

Los miembros de una pareja, por mucho que se hayan querido, pueden devenir en dos desconocidos si no cuidan su relación amorosa. Tienen que adaptarse a los cambios. El amor evoluciona, cambia, como
lo hacemos nosotros. La vida cotidiana, el trabajo, los hijos... pueden inundar la relación de pareja hasta tal punto de que el espacio reservado para ella desaparezca. Las condiciones de vida tienen efectos sobre nosotros y a esto hay que añadir los cambios internos que, si permanecen inconscientes y no nos damos cuenta de ellos, pueden conducir a un deterioro. Lo que percibimos, entonces, es que la incomodidad se ha instalado entre los dos. Todo esto viene promovido por repeticiones de modelos internos que hemos vivido en la infancia y que reproducimos porque no recordamos la influencia que tuvieron. Decepciones mutuas que no se toleran, deseos frustrados
Para reconquistar a la pareja, primero hay que plantearse reconquistar los sentimientos personales que se tienen en la actualidad hacia ella, y después pensar en qué le puede estar pasando al otro para que se haya alejado. El deterioro coincide con la invasión de afectos negativos, no expresados, hacia el otro. El odio, la rivalidad, la rabia que pueden aparecer cuando creemos que el otro no nos comprende o cuando sentimos que nos ha decepcionado. Todos estos sentimientos se dan en una pareja y, si no se reconocen, acaban con el amor.

La pareja puede alejarse porque no aguanta algún aspecto nuestro y no lo dice. Una pareja estable promueve un equilibrio emocional y ese es el mejor excitante del deseo. Pero no siempre se da esa estabilidad. A veces sentimos al cónyuge como alguien que nos abandona, que nos frustra y censura.

Nos frustra porque, a medida que avanza la relación, vamos queriendo al otro en sus posibilidades y no en las que nosotros queríamos. Hay que aceptarle como es, nosotras tampoco somos tan ideales como nuestra pareja pensaba. Reconquistar a la pareja cuando la indiferencia se está instalando entre ambos supone destapar una caja llena de sentimientos que cada uno ha ido guardando. Quizá la explosión provoque de nuevo el encuentro entre ambos.

*Fuente: Mujerhoy.com

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