Pocas mujeres afirman que se excitarían viendo a su
hombre masturbándose, es parte de nuestra educación. Sin embargo, muchos hombres se
prenden como polvorín con una mujer acariciándose y estimulando su vulva.
Otros, se sienten desplazados o tienen ideas machistas por lo que ven como una
ofensa que su mujer se auto satisfaga. Si el concepto de verla les anima, deben
pedírselo con mucha delicadeza. No se lo planteen como una fantasía si no como
un juego de mutua confianza donde ambos podrán estimularse a sí mismos e
intercambiar el proceso para tener un nuevo estilo de relación antes del coito
o para sustituirlo. Si tú mismo no te sientes cómodo al mostrarle lo que haces
a solas porque te parece que es algo muy tuyo, entonces opta por ‘guiarla’ y
estimularte a través de ella: pon tus manos sobre las suyas y haz que te
acaricie del modo en que tú lo harías. Lo mismo en su caso.
A veces, nos resulta intimidante comenzar a tocarnos. Así que comienza por
acariciarnos tú, muy lentamente, mientras nos besas y después lleva nuestras
manos hacia esta zona y continúa el movimiento hasta que lo hagamos solas.
Entretanto, tus
manos ya deben estar ‘ocupadas’ en otra parte de nuestro
cuerpo. Esto nos desinhibirá y cuando menos lo pensemos estaremos
masturbándonos. Posiciones como el 69 –que está diseñada para dar sexo oral-
también pueden aplicarse al caso de la estimulación manual mutua. Puedes buscar
tu propia postura donde ambos intercambien sus manos y se estimulen al tiempo
que puedan besarse y rozar sus cuerpos.
Tal vez, ante tanta excitación tengas demasiadas ganas
de penetrarla pero te recomiendo que aplaces lo más posible esto y descubrirás
la gran satisfacción que se logra ya que el proceso eyaculatorio se hará más
largo y tus orgasmos se harán más intensos. En el caso de ella, dado que
puede lograr el clímax tantas veces como desee sin preocuparse por una
erección, si la estimulas ‘por fuera’ mucho tiempo, sus sensaciones al hacer el
amor serán de locura. Incluso, puede ser tan placentero que ambos logren el orgasmo
sin necesidad de penetración pene-vagina; es de gran utilidad cuando no están
usando un método anticonceptivo o requieran de abstinencia por recomendación
médica.
Otra buena técnica que también está abarcada en este
campo es la del frotamiento genital. Acostados uno sobre el otro -no importa quién
encima de quién-, deslicen sus cuerpos mientras permiten que sus genitales se
rocen. Puedes estimularla en el clítoris con la punta de tu pene (que muevas
con las manos) e ir bajando para tocar también la entrada de su vagina y los
labios menores. En este caso, se recomienda uso de condón ya que si llegas a
dejar algo de tu lubricante dentro de su vagina, puedes embarazarla. Hay
intercambio de fluidos y todo lo que esto implica.
Una posición útil dentro de ésta práctica es la de la
silla humana: sentado en la cama, recargado en la cabecera, pídele que se
siente encima de tu pelvis con las piernas extendidas sobre las tuyas, de tal
modo que tu pene quede libre frente a su vagina. Desde ahí ella podrá manipular
tu pene al tiempo que dicho movimiento estimulará su zona genital; puede mover
la cadera o ayudarse con las manos. Usen su imaginación y se darán cuenta que
el coito no es la única opción para lograr relaciones de éxtasis. Toda técnica
necesita de práctica.
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