¿Están felices con una relación casual o
comienza a picarles y creen que es hora de darle algo de ‘formalidad al asunto?
Cada vez con mayor frecuencia, nos enrolamos
en relaciones con una dinámica que establece intimidad, convivencia –limitada,
claro- sexo (como ingrediente básico), y hasta ciertos lazos emocionales pero
bajo un acuerdo tácito o explícito donde ambos reconocemos que no podemos
llamarnos ‘pareja’ o ‘novios’.
Simplemente estamos ‘saliendo’. Un free en
su pura esencia.
No obstante, en este modelo de pareja
-respetable, por supuesto- y con ciertos beneficios, inexorablemente un día
surgen aspectos que nos enfrentan. Porque, además, socialmente aprendimos que
debemos insertarnos en relaciones ‘con futuro’, con ofrecimientos de seguridad
y exclusividad que vaya es de las cosas que más nos gustan. ¿Merecemos
‘usarnos’ uno al otro sólo por distraernos y brindarnos placer momentáneo? O
bien, nos estamos aventurando y nunca antes nos sentimos más libres para
experimentar sin ataduras.
Eso sí, no importa cómo llegaste ahí, si
entraste ilusionadísimo/a pero sus actitudes te fueron advirtiendo que no
podías esperar más que una llamada de vez en cuando para tomar un trago y tener
sexo (y decidiste tomarlo de ese modo). O –con el poder en tus neuronas- desde
el inicio decidiste que no estabas para una relación seria y que lo mejor sería
no permitirse involucrar sentimientos. El hecho es que tarde o temprano tus
hormonas y neurotransmisores intervienen. Casi al mismo nivel que si hubiesen
establecido un ‘queremos envejecer juntos’.
Es decir, cuando tienes contacto erótico o
sexual, tu cuerpo producirá sustancias y una serie de procesos bioquímicos que
tienen como fin generar enamoramiento químico, apego (promovido por la
oxitocina que segregas al orgasmar, besar, contactar); una experiencia
sensorial y emocional que no obedecerá a una decisión consciente de tener una
relación exclusivamente sexual. Por lo tanto es muy probable que se generen
respuestas afectivas.
Es absolutamente válido y plausible desear
relacionarte con fines lúdicos y consensuados con la tranquilidad de que puedes
salir de ahí cuando desees y hasta darle un giro si se apareciera alguien más
prometedor dándote oportunidad de conocer distintos perfiles. Sin embargo, esas
etapas también terminan y de pronto puedes encontrarte, valga la bioquímica,
enamorándote y deseando plantearle un compromiso. Porque no sólo es el sexo: en
ese ir y venir juntos has descubierto aspectos valiosos y crees probable que
pudieran tener una relación más profunda. Pero ¿cómo dar el salto? Sólo hay dos
caminos hacia adentro o hacia afuera de su vida.
Piensa. Sin espejismos, ¿hay posibilidad?.
Con objetividad analiza el panorama. El que tú sientas algo más allá que
empatía sexual no quiere decir que tu free también lo experimente. No te guíes
sólo por sus demostraciones de celos o de defender su territorio (tus
genitales, tiempo, esfuerzos).
A ver, a ver. Detecta si:
• Hay interés real en tus actividades, vida,
bienestar, salud.
• Comparte contigo aspectos íntimos como
confesiones de su pasado, profesión, planes.
• Se preocupa por tu bienestar sexual desde
satisfacerte, escucharte, protegerse contra embarazos o ITS. O sea, no eres su
bacinica a domicilio.
• Te ha integrado o desea integrarte a sus
círculos o redes emocionales como amigos cercanos o familia. No te mantiene
oculta aunque no te presente como su novia.
• Ha estado presente o sabes que
innegablemente lo estaría en una situación donde requieras de su apoyo
emocional o económico.
• Después de tener sexo desea quedarse
contigo a convivir, platicar u otra actividad no sexual. Es decir, no eyacula y
se va.
• Realizan juntos actividades no sexuales.
• Alguna vez aunque sea sutilmente ha
sugerido que serían una buena pareja si estuvieran en otro momento de su vida.
Imprescindibles
1. No tiene novia, novio, ni está casado o
vive con alguien.
2. Realmente te potencializa, saca lo mejor
de ti y OjO!, no lÅ quieres formalmente sólo por miedo a la soledad (o porque
no hay nadie mejor a la mano).
3. Has sanado tus heridas de relaciones
anteriores y has evolucionado el concepto de pareja.
4. No planea mudarse fuera de la ciudad o
país en el mediano plazo.
5. Han llevado esta dinámica por al menos
tres meses.
6. Él no sigue mencionando no estar listo
para una relación.
7. Si ambos han salido con otros están
dispuestos a dejar esos encuentros paralelos.
Ok, tienes respuestas afirmativas a la
mayoría de los puntos anteriores. Hablar no es simple, sobre todo en estos
modelos de relación. Porque suponemos que lo excitante y divertido está en la
apertura; en el ‘cada quién puede hacer lo que quiera’. Aunque a la larga nos
demos cuenta que estamos más involucrados que unos novios de secundaria.
Para un hombre es más simple leer que
escuchar. Les permite traducir mejor la información y darse tiempo para
interpretarla. Sé breve, nada de cartas de dos cuartillas. Hay que mostrar
apertura. Las mujeres necesitamos escuchar y sobre todo detectar honestidad.
Aplíquense.
Y espera el resultado. Tú sabrás el porcentaje
de éxito que estás lanzando. Pero siempre ten claro que si él o ella no está
para compromisos, mereces tener la relación para la cual tú sí estás. Y hay que
hacer espacio para que llegue.
*Fuente: Elsyreyes.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario