Dicen
que el enamoramiento tiene nacimiento,
desarrollo y muerte y que después comienza una etapa en la que el
deseo deja paso al amor, a la comprensión y al respeto. Muchas veces todo esto
no es suficiente para ser felices con nuestras parejas y nos planteamos seguir con ellas o no.
De ahí
surgen los primeros conflictos, inquietudes y dudas que al no permitirnos ser felices con nosotros mismos, nos impiden hacer felices a nuestra pareja.
¿Qué podemos hacer en este momento? La verdad es que no hay muchas salidas. De
hecho, sólo existen dos caminos: dejar la relación o intentar devolver a la
pareja su significado.
Una pareja adulta es aquella que tiene una madurez
emocional. Es decir, que no tira
la toalla a la primera de cambio por una mala etapa. Cierto es que existen períodos
donde esas 'malas rachas' se suceden durante
un largo tiempo entrando en una
fase de crisis. En este momento es donde debemos coger al toro por los cuernos,
es decir, enfrentarnos al problema.
En
este conflicto debemos poner en una balanza las cosas que nos aporta no sólo la relación, también la pareja y
nosotros a ella. Recuerda que si uno no es feliz no puede hacer feliz a los
demás. En ocasiones, la
infelicidad no es del todo motivo para dejar un noviazgo, pues hay otras
peculiaridades como las dependencias (económicas o sentimentales) respecto a la
otra persona.
Hemos
decidido seguir adelante. Les dejamos cuatro puntos que debemos tener en cuenta
para relanzar la relación sentimental.
·
Ponerse en el lugar del
otro, es decir, no mirar la paja en el ojo ajeno. Ver
qué hacemos nosotros mal y la forma en que esto perjudica a la pareja
·
Dialogar sin gritar ni
discutir, ya que lo único que conseguimos con esto es no
escuchar a la otra persona y obcecarnos en nuestros intereses propios
·
Llegar a un consenso mediante una serie de normas y
parámetros (pasar más tiempo juntos, compartir hobbies...) para volver a afianzar las bases con
las que se construyó la pareja
·
Aprender de los errores para
no volver a repetir los motivos por lo que se llegó a la crisis
No es
fácil dejar una relación, pero es aún más difícil demorar en el tiempo lo que
tiene un fin. Si os sirve de algo, nadie (o casi nadie) se
muere de amor.
*Fuente:
Gonzoo.com
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