27 de mayo de 2014

Cómo identificar una relación violenta en la pareja

Es indispensable reconocer que la tolerancia a la violencia depende de su identificación. No podemos oponernos a lo que no existe. La violencia no siempre se manifiesta con golpes o maltrato físico. La violencia se da en las relaciones de modos muy sutiles que van desde el maltrato verbal hasta la indiferencia y el silencio como modo de dominar al otro. Un gesto, una palabra, un silencio o una actitud pueden causar heridas muy dolorosas y hasta daños permanentes.

Identificar la violencia es el primer paso para erradicarla: cualquiera de los siguientes comportamientos, entre otros, son violentos:

·        Los comentarios agresivos e hirientes sobre tu aspecto físico, tu modo de ser y tu modo de actuar
·        Las limitaciones que otros te imponen para que te separes de amigas, amigos, familia o compañeros de trabajo, argumentando sin ninguna evidencia que
no son positivos para ti
·        Las presiones para que cambies de comportamiento a través de la manipulación
·        Las amenazas de dejarte, de no darte dinero, de que alguien se va a quitar la vida sí lo dejas o de castigarte de algún modo
·        Los cambios bruscos de humor del otro, que te atribuyen cómo si tu fueras la culpable
·        Humillaciones de cualquier tipo
·        Las intrusiones a tu vida privada: cómo leer tu correo, revisar tu cartera, escuchar tus llamadas, etc.
·        Los silencios de indiferencia, los gestos de desaprobación, el no compartir contigo su mundo, el menospreciarte
·        Toda violencia o maltrato físico
·        Forzarte a tener relaciones sexuales o a tenerlas de modos que tu no deseas
·        Discriminarte por tu orientación sexual, tu posición económica, tu trabajo, tu raza, tus orígenes, etc.

La lista puede ser interminable, lamentablemente, las personas podemos desarrollar violencia en nuestras relaciones incluso sin estar conscientes de ello. Debemos revisar continuamente nuestros modos de actuar con los demás. Debemos estar muy atentos a lo que sentimos. Sí te sientes triste, deprimid@, agotad@ emocionalmente, asustad@, y especialmente sí sientes que estás todo el tiempo atent@ al estado de ánimo de la otra persona y te preocupa que se vaya a enojar, a salir de control, a enfurecer o a violentar: cuidado.

En el momento en el que le cedes al otro el poder sobre tu estado de ánimo, en el momento en que tu atención está puesta en detectar cualquier cambio de humor del otro, es seguro que puedes saber que estás viviendo una situación de violencia. Y es, muy probablemente, el momento en el que debes pedir ayuda profesional, porque si permites que esto continúe, seguirás teniendo el mismo problema, la violencia no se arregla por sí sola y en muchas ocasiones la persona agresiva no cambia. No se va a arreglar sí lo hablan, no se va a arreglar si tu cambias. Es muy duro aceptarlo: a veces, la persona violenta NO va a cambiar.

Cuidar de nosotros mismos es nuestra más grande responsabilidad. Sí somos infelices, vamos a hacer muy infelices a otros. No culpemos a los demás por nuestra incapacidad para poner límites.

*Fuente: Salud180.com



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