Por Elsy Reyes
De acuerdo a numerosas encuestas como
las realizadas por la Universidad de Columbia en sus divisiones de Servicios de
Salud y Servicios de Salud Sexual, las parejas utilizamos en promedio cinco
posturas sexuales en todo nuestro repertorio, dos distintas en promedio por
encuentro. En teoría, somos muy poco creativos en términos de posiciones: agarramos
algunas y de ahí no nos movemos.
Entre las posturas más usadas prácticamente por todos
están el misionero, la mujer montada sobre hombre recostado, la cuchara, cuatro
puntos o perrito y la mujer montada sobre él recostado pero de espaldas a él.
Muchos, casi el 65% no han probado una nueva postura en los últimos cuatro
años. Estas conductas se observan por lo regular en parejas que llevan juntos
periodos largos.
Las razones más comunes por las que reportamos no cambiar
la postura (además de que nos encanta lo conocido y quedarnos en la zona de
confort), están:
1. Miedo a que con una postura distinta haya dolor (en el
caso de las mujeres), se eyacule muy pronto o haya pérdida de erección.
2. Temor a que en la postura se hagan más evidentes las zonas
de su cuerpo que les desagradan como un trasero que consideran muy grande, la
celulitis o los dobleces del andomen abultado. De hecho, el 83% de las mujeres en desacuerdo con su cuerpo prefieren el Misionero, donde él no puede más que verles la cara, prácticamente.
celulitis o los dobleces del andomen abultado. De hecho, el 83% de las mujeres en desacuerdo con su cuerpo prefieren el Misionero, donde él no puede más que verles la cara, prácticamente.
3. Miedo a que se rompa el condón en el cambio de
posturas.
Ok, comprensibles todas esas razones generalizadas, por
demás humanas y lógicas. Sin embargo, por supuesto que hay forma de ‘atacar’
dichas inseguridades e incluso convertirlas en estrategias que fomenten el
cambio de postura.
Entonces, vamos con el listado del Miedo 1. Estrategias
Posibilidad de dolor. Las razones de percibir dolor
durante el coito, en el caso de las mujeres -y siempre y cuando no haya un
proceso infeccioso, inflamatorio- alude a que no preparamos correctamente a la
vagina y al vestíbulo vaginal para recibir los embates del pene. Y la clave de
ello está en la lubricación, es nuestro medidor y se relaciona con la acuosidad
en la boca (boca seca = vagina seca). Porque no le damos tiempo a que los
estímulos eróticos permitan que las glándulas que producen la lubricación
natural trabajen al cien. Y obvio, reconocido por miles de mujeres, a cualquier
edad y por muchos procesos hormonales u otros desde deshidratación, haberse
echado unos tragos, periodos de estrés, etc., no se logra una lubricación y
acuosidad óptimas. Hay mujeres que gustan sentir una gran alberca en su vulva,
otras que sólo haya humedad. Entonces, no habrá postura, por profunda que sea o
por roce que provoque que produzca dolor. Atrévanse.
Siguiendo con los temores femeninos y
de rápido. El asunto del desacuerdo con el el cuerpo sólo se arregla con dos
cosas: autoestima y esfuerzo. Porque la imagen puede estar tan lastimada que
aunque tengas el cuerpo de la Mexico’s Next Top Model, si te basureas y no te
amas, siempre te sentirás horrenda.
En cuanto a los hombres. Con respecto al miedo de eyacular
muy pronto o a que se pierda la erección, les cuento que en términos de control
eyaculatorio, precisamente variar la postura, les permite bajarse del tren de
adrenalina y serotonina cuando le dan espacio a sus respiraciones por el cambio
de postura. Y sobre todo si integran caricias en el resto del cuerpo (eliminando
la total carga al pene) como parte de esos pequeños momentos en que mueven sus
cuerpos para tomar una posición distinta. Entonces, esos ligeros lapsos les
ayudan a tener una mayor duración. Muchos sexólogos como parte de la tarea en
casa para quienes padecen EP, sugieren que cambien la postura para ‘engañar’ al
cerebro; porque si siempre eyaculas rápido también se debe a que le muestras el
mismo panorama siempre a tu cuerpo y traduce como una respuesta que debe
repetir: postura de perrito es igual a terminar pronto. ¿Ven?
En cuanto a la pérdida de erección y/o que se rompa el
condón, todo dependerá de qué condón están utilizando y qué estrategias están
aplicando. Cuando no existe un padecimiento como tal, o sea disfunción eréctil
producto de diabetes, hipertensión, etc., la pérdida de erección es resultante
de una desconexión erótica y de un enorme peso dado al pene, de estrés, de
angustia de desempeño. Porque cuanto más se angustien, menor sangre enviarán al
pene y menor firmeza gozará.
Entonces, en verdad
diversifiquémonos, atrévanse a aplicar posturas originales, precisamente las
que les parezcan más locas o raras, porque justo les va a ampliar el panorama y
quitarles el chip de sus ‘clásicas usadas’, que ya merecen que les develen una
placa por las 100o representaciones. Si quieren usar todo su potencial erótico
y aprovechar todos los rincones corporals que pueden convertirse en órganos
sexuales, dénse permiso. No hay más. Hay muchas más razones para cambiar la
postura que para quedarse en la monotonía. Venga, ya tienen tarea.
*Fuente: Elsyreyes.com
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