Para que nuestro deseo siga vivo necesitamos mucho de novedad,
misterio e imposibilidad y, claro, cuando una pareja comparte las sombras de
la vida cotidiana -léase, pelos en la ducha, la basura que sacar, una
gastroenteritis-, no resulta fácil. Así, pues, un año, a lo sumo dos, es el
tiempo que solemos tardar en pasar de la pasión sexual a la rutina, al más
de lo mismo, al hoy no tengo ganas o algo peor.
Es lógico
vivir etapas de menos apetencia (estrés, posparto, bache emocional…), pero no
que la norma sea cama igual a dormir y conformarnos, ¿a la espera de un
milagro? La pasión en parejas de largo recorrido no es un regalo: hay que
ganársela y si deseamos retomar el vuelo, hemos de
dedicarle un tiempo a
analizar cómo son y cómo podemos sazonar nuestras relaciones sexuales.
Formas de
afrontar la situación hay muchas, pero para sintetizar, aquí va una propuesta.
Pregúntate:
- qué te gusta y qué no,
- qué falta, y
- qué puedes mejorar.
- qué falta, y
- qué puedes mejorar.
Aunque leas
esto de corrido, ¡no es una nimiedad! Hablamos mucho y muy frívolamente de
sexo, lo que nos perjudica, porque acabamos por no tomárnoslo con la
consideración que se merece. Sólo se puede mejorar de verdad desde un
planteamiento realista y para ello nada como empezar con una buena reflexión.
Piensa en cada apartado propuesto durante un rato y, si te ayuda, saca lápiz y
papel y no te cortes: elabora tu lista de deseos hasta agotar tus ideas.
Para
ayudarte, aquí tienes ejemplos de cuestiones a tener en cuenta y unas pocas especias para renovar el menú. Primero aborda los temas clave: tus prácticas
sexuales preferidas; dónde y cómo quieres ser estimulada/o; si necesitas más
besos y caricias; más o menos saliva; tus posturas coitales favoritas;
¿más sexo oral?; sólo manos, sexo anal…etc
Repasados
estos temas, puedes abordar otros (¡todos los que quieras!) a fin de aumentar
tu líbido: qué tal variar de escenario (de pie en la ducha, en la
terraza de noche, cita en un probador o en una cabina de sex-shop); cambiar
el horario (si pones el despertador un poco antes ¿mejoraría su día? ¿Y si se
saltan la comida?); adoptar otras actitudes (más romanticismo,
comentarios lascivos, juegos de dominio-sumisión) y/o afrontar nuevos retos (encontrar
zonas erógenas como el cul-de-sac femenino o el P masculino, cambiar de
papeles, disfrazarse, filmarse.
No hay
espacio para más, pero espero que estas pinceladas sirvan para captar la idea: se
trata de desmenuzar tu vida sexual (el antes, durante y después) para encontrar
todo aquello que pueda mejorar y actuar en consecuencia. No tires la
toalla: no sólo es posible remontar, el deseo puede ir a más si juegas bien
tus cartas.
Si siempre
haces lo mismo es probable que estés más que aburrida/o, incluso
desilusionada/o, de tus relaciones sexuales. Pero no te precipites y, por
extensión, empieces a cuestionar tus sentimientos hacia él/ella o su futuro en
común: “Si le quisiera, ¿no debería desearle?” El tedio sexual no implica
que el amor haya muerto. Intenta reavivar el fuego carnal y luego te
planteas tu crisis, ¡si es que te acuerdas! La alarma sólo debe saltar cuando
pasan los meses y nada de nada. Entonces, mejor tomar cartas en el asunto.
*Fuente: Sylvia de Béjar
No hay comentarios:
Publicar un comentario