2 de octubre de 2014

¿Nos convierte en homosexuales una fantasía?


-Por Sylvia de Béjar

De la misma manera que por el hecho de que un vegetariano se coma un día una chuleta no deja de serlo. Las razones de esta confusión se encuentran en las raíces de nuestra cultura patriarcal heterosexual militante. Incluso más allá, tampoco nos convertiría en homosexuales una práctica sexual puntual con una persona de nuestro mismo sexo

En términos de orientación del deseo lo fundamental es entender cuál es la tendencia predominante de nuestra atracción por las personas. Es posible que la mayoría de las veces me atraiga el sexo con personas del sexo opuesto y por el hecho de que pueda tener
fantasías o algún encuentro homosexual no me convierto en homosexual ni dejo de ser heterosexual, igual que el abstemio no bebe nunca y tomar un vino de vez en cuando no me convierte en bebedor (y mucho menos alcohólico).

Es importante escapar de las etiquetas y no basar nuestra identidad sexual por identificación o pertenencia a un modelo externo que compartan conmigo muchas personas. Cada uno de nosotros es un complejo mundo de ideas, creencias, sentimientos, valores, sensaciones, etc., que hacen que la sexualidad sea una forma de ser y estar en este mundo personal e intransferible, es decir que lo que me seduce y provoca mi deseo define mi manera única, particular y peculiar de vivir mi sexualidad.

¿Por qué hay que ponerle nombre, por ejemplo, en su orientación sexual a una persona que se sienta atraído por transexuales no operados? Alguien así, que comparta su intimidad con una persona con identidad de mujer, con pecho de mujer pero con genitales de hombre no tiene porqué recibir una etiqueta que lo defina como algo distinto a los demás… ¿o distinto a lo normal? Son muchas las personas que acuden a la consulta de un especialista para saber (y así sentirse seguras) si lo que les pasa es normal.



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