9 de octubre de 2012

Aprendiendo a expresar emociones ;)


Por Raquel Díaz Illescas
Necesitamos sentirnos queridos, valorados, respetados, entendidos y escuchados, pero también deseamos que nuestra pareja nos exprese lo que piensa y siente en determinadas situaciones. Pero esto no siempre sucede así, ni en el tiempo ni en la forma.

Y entonces ¿qué hacer ante la necesidad de que nos cuenten, nos digan, hagan y nos quieran como nosotros queremos?


Lo primero, respetar al otro. Si no sabe cómo expresar lo que siente o piensa, por mucho que le machaques con que lo necesitas, que debe hacerlo, no por ello lo hará en la forma y medida que desearías.


Si quieres a tu pareja, si te importa y quieres seguir

compartiendo un proyecto de vida junto a ella:

- Enséñala a que te exprese sus emociones, tú puedes ser el modelo a seguir (si es que te gustan tus actitudes).

- Hazlo desde el refuerzo positivo, nunca desde el reproche.

- Ponle más énfasis en las cosas que te gustan y las que hace bien, más que en las que te desagradan, y házselo saber.

- Evita las comparaciones con otras parejas (tanto si están solos o acompañados).

- Expresa tus deseos y necesidades en positivo, es mejor decir: Me encanta cuando llegas y me das un beso (positiva); en lugar de decir: Nunca me das un beso cuando llegas (negativa). La primera favorecerá el que se repita esta conducta, la segunda provocará conflicto.

- Sustituye los NUNCA, JAMÁS, o SIEMPRE por: algunas veces, de vez en cuando, o por expresiones positivas, etc. Los absolutos son distancia dores y precursores del conflicto. Ejemplo: “Nunca me das un beso, siempre tengo que hacerlo yo”. Es mejor decir: “Me encanta cuando me das un beso”. “Nunca dices nada”, Mejor decir: “Hoy estás más callado”.

- SER por ESTAR: Es muy frecuente utilizar el verbo ser para calificar o asignar a la pareja una conducta negativa y permanente. Ejemplo: “Eres muy frió cuando hablas” Mejor: “Hoy estás más callado”.

- Premia sus logros o avances, minimiza sus fallos.

Aprender a verbalizar sentimientos no es fácil, ni es algo que se aprende de la noche a la mañana. A veces se precisa de la intervención de un profesional. Este es un proceso lento y que requiere de mucha paciencia y sobre todo mucho amor por la pareja.

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