1. Todos sabemos que Texas no es el lugar más tolerante
ni al que le gusta más la diversidad. Tampoco es el que tiene más igualdad de
géneros. En un acto demente de control, los texanos decidieron que por ley, las
mujeres no pueden tener más de seis dildos.
2. La época victoriana es conocida porque parecía muy reprimida
sexualmente, pero en realidad era tremendamente perversa. En esos años, las
mujeres tenían un código muy estricto de comportamiento, y todas aquellas que
se atrevían a pensar, expresar lo que pensaban o simplemente dejar ver sus
emociones, se consideraban “enfermas”. Aún se usa el nombre de aquella
enfermedad como una forma de desacreditar a las mujeres, el nombre era
“histeria”. Pues bien, muchos doctores pensaban que para curar la histeria,
tenían que provocar un orgasmo. La paranoia respecto a las mujeres era tan
grande, que los doctores las diagnosticaban como “histéricas” a diestra y
siniestra; por lo que tuvieron que inventar una máquina que provocara las
vibraciones automáticas.
3. Los orangutanes son unas nobles bestias que en
muchos sentidos se parecen mucho a los humanos. Algo que nos une como
habitantes de este incierto universo, es que ambas especies
usamos dildos. Así es, los orangutanes están sólo a algunos
pasos de bajarse de los árboles, ponerse corbata y conseguirse un trabajo de
godinez. La prueba es que las hembras orangutanes usan objetos fálicos para
introducirlos en sus genitales, por su parte, los machos prefieren