La queja ha impregnado nuestro hablar. Se ha instalado en el diálogo de amigos, en el correo electrónico, en los chistes de café, en la cola del supermercado, etc.
Si tratara de enumerar, la lista de quejas parece interminable: hay quejas porque la comida está fría, porque llega tarde, porque ronca, porque no recuerda la fecha del aniversario, porque no me regaló nada, porque no me ayuda con las tareas de la casa o porque no aporta a las finanzas.
Hombres y mujeres pareciera que pertenecen al “Club de la Queja”. Y la verdad verdadera es que a veces, cuando una mujer no tiene de que quejarse siente un vacío enorme.
Las relaciones sexuales no han escapado a ello.
De qué se quejan las mujeres:
• De que el hombre va “directo al grano”
• De que el hombre sólo