Lisístrata encarna a la mujer luchadora que consiguió
poner fin a la Guerra del Peloponeso al negarse a mantener relaciones sexuales con sus diferentes maridos.
Evidentemente, ella era un personaje de ficción pero todo un ejemplo para todas
esas mujeres que un día decidieron hacer una "huelga de sexo" para
conseguir sus objetivos.
Mujeres reales como Leymah Gbowee (Premio Nobel de la Paz) hicieron
posible poner fin a la barbarie de la guerra civil que se vivía en Liberia.
Sus hijos eran pequeños soldados y sus maridos, asesinos en potencia... Ellas
eran las que tenían el poder y
su poder se transformó en paz.
Isabelle
Ameganvi, responsable del colectivo
'Salvemos Togo' consiguió
la dimisión del presidente del gobiernotras una semana en la que las
mujeres se negaron a tener cualquier tipo de relación sexual con sus maridos.
En la localidad colombiana de Barcacoas, las
mujeres decidieron llevar a cabo la huelga de piernas cruzadas para conseguir que arreglaran la carretera de acceso al pueblo. Fue la propia esposa del alcalde la
primera en negar sexo a su marido.
¿Es más fuerte el 'poder' que una mujer tiene
entre las piernas que el diálogo para
poner fin a las guerras, el hambre o la falta de recursos? Parece ser que
sí y por ello la frase "Hacer el amor y no la guerra" debería derivar
"Para hacer el amor, hay que
acabar con la guerra".
*Fuente: Gonzoo.com
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